Taller de oración con jóvenes

Ambientación y preparación:

  • En la sala, con luz tenue: La Palabra, una vela grande encendida y varias velitas apagadas
  • Tener arcilla ya lista (la que seca sin horno + plásticos + recipientes pequeños con agua), cortada en trozos, equivalente al número de participantes, para el momento en el que se les va a entregar.
  • Preparar las  cuatro palabras-clave: ACOGE, DESPÓJATE, PERMANECE en Su Presencia, SÉ FIEL al Amigo. Se pondrán en torno a  la Palabra durante la oración.

Monitora: Teresa de Jesús, en “Camino de Perfección” (26,3) nos invita a orar con una simple mirada: “No les pido ahora que piensen en Él, ni que saquen muchos conceptos, ni que hagan grandes y delicadas consideraciones con el entendimiento; no pido más que le miren”. Y en “Libro de la Vida” (13,22) “Mírale porque Él te mira”. Orar es mirar a Jesús, fijar los ojos en Él y dejarse mirar, permanecer en esa mirada.

Canto: Ven no apartes de mí los ojos, te llamo a ti, te necesito, para que se cumpla en el mundo el plan de mi Padre… (varias veces)

Monitora:  Para Santa Teresa, “no es otra cosa oración sino el trato de amistad con quien sabemos nos ama” (Vida 8, 5). Pero ¿cómo “tratar de amistad con quien sabemos nos ama”?. Invitación al recogimiento interior  (Música suave)

Lector 1:  Acoge (sin rechazar nada):  A nuestro alrededor, vemos objetos, personas, ponemos los ojos en cada una, en silencio, con reconocimiento, pero sin detener la mirada. También hay sonidos… los escuchamos… les permitimos existir… y los dejamos pasar, simplemente… Podemos cerrar los ojos, y darnos noticia de lo que llevamos, de nuestras sensaciones, pensamientos que se vuelven ruidosos en este silencio. Los acogemos, sin juicio, sin mayor esfuerzo que sentirnos respirar…

A veces estamos en silencio pero dentro nuestro oímos fuertes discusiones, preocupaciones que nos invaden, proyectos, pesares,… Todo esto hace parte de nosotros… Entramos en oración con todo lo que somos, tal y como somos, tal y como estamos nos ACOGEMOS…

Acogemos también, con los ojos cerrados, una o dos palabras de vida que surjan de nuestro interior (VEN, JESUS, CONTIGO, EN TI…) o tal vez simplemente dejar que Su mirada nos recree con amor… 

Monitora:  Invita a los jóvenes a abrir las manos en actitud de acogida…

Silencio (5 min)

Siempre en silencio, les entrega a cada uno una bola de arcilla y la toman en sus manos, amasando poco a poco, sintiendo la suavidad, la resistencia, la textura…  (Algunos minutos y luego dejan reposar sobre el plástico)

Lector 1:  Despójate (No retengas nada, suelta, no te quedes atrapado) . Si es cierto que entramos en oración con todo nuestro ser, al mismo tiempo no queremos quedar atrapados, secuestrados por tantas ideas, imágenes, preocupaciones que en el silencio parecen atropellarnos… Despojarnos, acogemos sin retener, y respirar, simplemente, y hacernos presentes a este momento, a este instante. Hacemos sitio en nuestro interior para el encuentro… NOS DESPOJAMOS…

Silencio (5 min).

Monitora: Cada uno toma nuevamente la arcilla en sus manos y le quita lo que puede impedir que se amase bien (piedritas, paja, …). Luego comenzar a abrir desde un punto central de la bola, quitando arcilla, abriendo espacio, para formar un pequeño recipiente de barro. (7-10 min)

Música suave durante este momento

Lector 1: Permanece Presente (sin reaccionar, estable). Respira conscientemente…  Estás aquí, ahora, presente, deja correr sin mas todo pensamiento, todo sentimiento, en actitud de acogida pero sin dejarte alterar internamente…  Confía… Permanece presente a la Presencia. “No se trata de llenar vacios… sino de habitar espacios”, dirá también un autor desconocido.

Y Teresa nos invita a permanecer en la Fuente, en Jesús, y descansar en él todo nuestro ser.. Jesús, como Amigo Verdadero, nos enseña a habitar nuestro pozo, donde viven los Tres. Sí, “no estamos huecas por dentro”.

Lector 2:

Teresa. «Las que de esta manera se pudieren encerrar en este cielo pequeño de nuestra alma, adonde está el que la hizo, y la tierra, y acostumbrar a no mirar ni estar adonde se distraigan estos sentidos exteriores, crea que lleva excelente camino y no dejará de llegar a beber el agua de la fuente, porque camina mucho en poco tiempo» (Camino de Perfección 28,5).

Silencio (5 min).

Monitora: Cada uno deja su pequeña vasija de barro cerca de la Vela, colocando una pequeña vela apagada en su interior). Cantamos mientras tanto una antífona:

Las tinieblas no son tinieblas ante Ti, la noche es luminosa como el día…

Lector 1: Sé fiel (vuelve a la Palabra de Vida ). Respiramos profundamente, dos, tres veces… llenamos todos los rincones de nuestro ser, de aliento, de Su aliento, de Su Vida… FIDELIDAD

Volvemos a la palabra que surgió en nuestro interior, siempre volvemos a ella, o a esa mirada que llevamos gravada en nuestras entrañas.

Hacemos confianza a Su Palabra, a la Presencia de Dios que nos ama calladamente… ponemos en Él todo lo que somos y nos despertamos simplemente a su presencia que nos habita…

Lector 2:

Teresa: Que no desmaye nadie de los que han comenzado a tener oración porque si no la dejan, el Señor los llevará a puerto de luz. Mi tierra estuvo cavada con todo ese tipo de trabajos y sufrimientos que habéis dicho. Hubo un tiempo en el que esperaba estar limpia de pecado para orar y dejé la oración. Pero el Señor por sola su bondad no dejó de enviar lluvia abundante a mi huerto. Lo llenó de sus frutos y de deseos de repartirlos con otros y no ser sólo yo la rica.

“Me parece es mas verdadero amigo el hacer las obras que las palabras” Carta 319,5

Teresa nos recuerda que la mejor oración es la que deja mejores “dejos”, es decir, efectos. La buena oración no está en el mayor gusto, sino, como señala la Santa, puede ser buena a pesar de la sequedad o las distracciones si la persona sale dispuesta a hacer “lo que más agradare a Dios.”

Una  o dos velitas serán encendidas, cada vez que el estribillo sea cantado:

En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor Señor de tu amor Señor (bis)

Salmo 85:

Confío en ti!

Mi corazón es pobre, señor,
yo me siento de barro;
soy como arcilla abandonada
que espera las manos del alfarero.

Pon tus manos, señor, tu corazón, en mi miseria,
y llena el fondo de mi vida de tu misericordia.
Protege mi vida. Sálvame. Confío en ti.


En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor Señor de tu amor Señor (bis)


Quisiera decirte lo que eres para mí:
tú eres mi Dios, tú eres mi Padre,
tú me quieres.
Te estoy llamando todo el día.
Concede alegría a quien
quiere ser tu amigo,
que mi confianza la he puesto en ti.

En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor Señor de tu amor Señor (bis)


Yo sé que tú eres bueno y me perdonas.
Sé que eres misericordioso con quien abre su corazón
a tu amor y lealtad.
Escúchame. Atiéndeme. Te llamo.
Yo vengo a estar contigo y a quedarme junto a ti.
Me callo ante tu presencia,
porque tú conoces lo íntimo de mi vida.


En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor Señor de tu amor Señor (bis)

Aquí estoy, Señor, con mi corazón como es:
que no oculte nada a tus ojos abiertos.

Aquí estoy como arcilla fresca
esperando ser modelada por tus manos misericordiosas.
Tú eres grande. Tú haces maravillas.
Tú, el único Dios.

En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor Señor de tu amor Señor (bis)


Enséñame, Señor, tu camino
y que mis pasos sigan tus huellas con fidelidad.
Que mi corazón, sin dividirse, sea todo tuyo.
Te doy gracias de todo corazón, Señor, Dios mío,
te diré siempre que tú eres amigo fiel.

En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor Señor de tu amor Señor (bis)

Oración compartida

  • Padre Nuestro
  • Magníficat cantado (cada uno toma una velita y cantamos juntos haciendo algún movimiento simple de danza contemplativa)

Yo canto a mi señor, con todo mi ser,

Y proclamaré su misericordia, alabaré su nombre.

Yo canto a mi señor, con todo mi ser,

Con un gozo inmenso le alabaré, aleluya!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.